Esta vez no se trata de una cita, más bien de una cita a ciegas ¿qué término tan gracioso? Justo hace unos minutos platicaba con mi amiga de lo torpe que uno puede ser en las citas, por fortuna, nunca he vivido una mala experiencia, bueno, no del todo. ¿Qué es lo peor que me puede suceder? ¡Qué mis ideas no puedan ser iladas correctamente! A veces son tantos los nervios que mi cabeza se desliga de mi lengua y ¡un completo desastre se avecina!

Todos quieren darnos tips de cómo sobrevivir a una cita a ciegas pero no hay nada como saber, al menos, algunos detalles de la otra persona, por ejemplo, a mí me basta saber que estudia o trabaja (no ha que se dedica exactamente), es decir, si sé que hace algo de su vida, me remite a una persona al menos educada ¡un buen paso! ¿no?

Guys! I AM SORRY BUT NOT SORRY me declaro un Tinder boy! Después de esos siete días intensos que viví en Tinder para una nota, la app está de vuelta; si tengo tiempo muerto, saco mi catalogo de dates y listo. Y lo más importante, cada que mi mente y mi cabeza no quieren estar en concordancia, basta con un MENTOS en mi boca, además de refrescarla, me permite pensar las cosas antes de hablar... ya saben, tener una pastilla en la boca te brinda tiempo para pensar y hablar.